EL ORIGEN DE LOS NUMEROS
Los últimos datos históricos parecen evidenciar que tal prodigio sucedió en Elam, tierra perteneciente al actual Irán, 4.000 años antes de Cristo. Allí se creó un rudimentario sistema de símbolos cuneiformes para representar algunos números que luego fue adoptado por los sumerios de la Baja Mesopotamia. A este último pueblo le corresponde el honor de haber creado las cifras más antiguas de la historia, antes incluso de la aparición de la escritura.
A partir de la elección de determinados
símbolos para representar las cantidades, la historia de los números no es más
que un fascinante proceso de perfeccionamiento. En la mayoría de los sistemas
de numeración de las civilizaciones mesopotámica y egipcia se seguía un
criterio de agrupamiento de los símbolos para construir estructuras fácilmente
identificables a primera vista. Pero cuando los números son realmente grandes,
este truco tampoco es eficaz.
Algunos escribas egipcios inventaron un símbolo para la decena similar a una U invertida. Así, cuando se trataba de escribir 11, lo que en realidad se hacía era simbolizar 10 + 1 o 1 + 10. Con otro símbolo distinto representaban un centenar y otro para el millar.
Así surgió una numeracion egipcia que sirvió de base a las posteriores formas de contar griega y romana, basadas en la repetición de símbolos y la sucesión de éstos en orden ascendente o descendente. Pero si en el caso de los egipcios el sistema tenía una base 10 -decenas, centenas, millares...- en el de los romanos se eligió una base más pequeña: el 5 (los dedos de una mano). En un principio, los romanos no conocían limitación para repetir los símbolos de modo que cuatro se escribía IIII y cuarenta XXXX. De esta forma, 1999 sería MDCCCCLXXXXVIIII. Pero en una segunda fase de evolución se pensó en simplificar la numeraci6n evitando la repetición de un símbolo más de tres veces y haciendo que la posición del mismo determinara si se añadía o se restaba al siguiente. Así 1999 quedó reducido a un mucho más sencillo MCMXCIX.
En cualquier caso este sistema, igual
que otros muchos que utilizaron el alfabeto escrito para la representación de
números, sufría serias limitaciones. Cada vez que se superaba una determinada
cantidad había que inventar un nuevo símbolo, añadir una nueva letra del
alfabeto. Y éstas son muy escasas. La solución a este problema la ofreció un
desconocido matemático hindú que inventó el sistema de numeración que hoy rige
en la mayor parte del planeta. Hace aproximadamente 2.200 años, los hindúes
manejaban los símbolos actuales: 1 para el uno, 2 para el dos, 3 para el
tres... hasta el 9. A partir del 9, utilizaban símbolos distintos para el diez,
el cien o el mil.
Hasta que, no se sabe bien cómo ni cuándo, a alguien se le ocurrió una genial idea: sustituir este sistema por uno que tuviera en cuenta que el número 200 equivale a 2 veces 100, el veinte a 2 veces 10 y el 2 a un par de unos. Es decir, todas las cantidades se pueden construir con repeticiones de algo. De ese modo se creó un método en el que el primer símbolo representara el número de unos (unidad), el siguiente por la izquierda el número de dieces (decena), el siguiente el número de cientos (centena)... Así 1999 es la representación de una cantidad compuesta por 9 unidades, 9 decenas, 9 centenas y un millar. Es decir 1999 = (9 x 1) + (9 x 10) + (9 x 100)+ (1 x 1.000).
Hasta que, no se sabe bien cómo ni cuándo, a alguien se le ocurrió una genial idea: sustituir este sistema por uno que tuviera en cuenta que el número 200 equivale a 2 veces 100, el veinte a 2 veces 10 y el 2 a un par de unos. Es decir, todas las cantidades se pueden construir con repeticiones de algo. De ese modo se creó un método en el que el primer símbolo representara el número de unos (unidad), el siguiente por la izquierda el número de dieces (decena), el siguiente el número de cientos (centena)... Así 1999 es la representación de una cantidad compuesta por 9 unidades, 9 decenas, 9 centenas y un millar. Es decir 1999 = (9 x 1) + (9 x 10) + (9 x 100)+ (1 x 1.000).
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